UNICEF plantea a Bolivia un trabajo conjunto para enfrentar desafíos de educación por el COVID-19

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La Paz, 04 de julio de 2020.- UNICEF expresa su preocupación porque 2.923.527 de Niñas, Niños y Adolescentes (NNA) matriculados en los niveles inicial, primaria y secundaria boliviana no asistan a clases desde el 13 de marzo pasado debido a la emergencia sanitaria establecida por la pandemia del Coronavirus (COVID-19), ya que esto afecta significativamente su desarrollo a corto, medio y largo plazo y por ende el propio progreso del Estado Plurinacional de Bolivia.

El organismo internacional considera que esta situación de crisis debe tornarse en una oportunidad para que el Estado Plurinacional lidere a todos los actores involucrados en el proceso educativo (sean públicos, privados y de cooperación) y en un trabajo coordinado, conjunto y colectivo se enfrenten seis desafíos para garantizar a Niñas, Niños y Adolescentes el acceso y la permanencia universal a la educación secundaria y la calidad educativa.

La Primera Infancia

Según la publicación del Journal of Pediatrics, el impacto de la pandemia podría afectar profundamente el desarrollo de los niños pequeños, considerando las condiciones adversas a las que están expuestos, por ello la familia es clave para apoyar la continuidad de su aprendizaje en el hogar. Si el logro educativo y aprendizaje en los primeros años es reducido, esto tendrá una repercusión negativa en los años posteriores.

En el caso de la primera infancia antes de la pandemia, los servicios existentes dependientes de las gobernaciones y municipios tenían una cobertura que regularmente alcanzaba a un segmento pequeño de la población y generalmente están ubicados en zonas urbanas. La evaluación realizada por el Ministerio de Salud (2019) sobre el desarrollo infantil temprano en 6 municipios del país en 2019, identificó que los niños y niñas presentaron mayor rezago en las áreas cognitiva y de comunicación y lenguaje. Por ello, uno de los desafíos es lograr que las familias se involucren cada vez más en apoyar el juego, la interacción y exploración que requieren las niñas y niños para su desarrollo, socialización y aprendizaje en esta etapa de su vida.

Los esfuerzos de la respuesta educativa nacional deben asegurar que se incluya la educación desde los primeros años, esto significa apoyar a las familias a que promuevan oportunidades de aprendizaje en el hogar. La crisis de COVID-19 es una oportunidad para promover la construcción de vínculos afectivos más fuertes de los niños y niñas más pequeños con su entorno familiar, así cimentar los aprendizajes básicos que les servirán a lo largo de su vida escolar y lograr éxitos a lo largo de su vida.

Formas innovadoras y tradicionales

En el caso del nivel primario y secundario la interrupción de las labores escolares genera por una parte la desvinculación de los estudiantes a los procesos regulares de aprendizaje, enmarcados en los contenidos curriculares por nivel y grado y, por otra parte, la interrupción de procesos pedagógicos que permiten la adquisición teórica de conocimiento y la puesta en práctica de éste.

A pesar, de los esfuerzos realizados hasta ahora por el Ministerio de Educación, Deporte y Cultura para promover la educación virtual como una de las modalidades educativas, aún no es suficiente para llegar a toda la población estudiantil, debido a la ausencia universal de conectividad a internet, al acceso a dispositivos digitales y al desarrollo de competencias para la era digital tanto de maestros como de estudiantes.

Según la encuesta nacional de opinión sobre tecnologías de información y comunicación (TIC) elaborada por la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (AGETIC, 2018), solo un 42% de la población cuenta con una computadora y un 10% con internet fijo; por otro lado, los números son mucho menores si hablamos de poblaciones rurales, donde solo el 18% cuenta con una computadora y el 3% cuenta con internet fijo. Esto se traduce en brechas digitales profundas de infraestructura y acceso que se suman a aquellas socio-culturales, generacionales y de género.

Sin embargo, el hecho de tener conexión a internet no garantiza el acceso y la calidad de la educación. Un sondeo de opinión de la plataforma U-Report de UNICEF, revela que cuatro de cada diez adolescentes o jóvenes señalan no estar recibiendo clases por ninguna plataforma de internet y de los que reciben clases virtuales, 93,2% señalan que no están aprendiendo “nada”, “casi nada” o “más o menos”, sea que estén en unidades educativas privadas o fiscales.

El derecho a la educación es universal y equitativo y pese a las condiciones excepcionales por la presencia del Covid 19 en Bolivia, la educación debe continuar. Las niñas, niños y adolescentes necesitan acceder a varias modalidades educativas alternativas para continuar su aprendizaje y educación. Cuanto más tiempo pasa sin que asistan a la escuela, existe mayor probabilidad de que no regresen, especialmente las niñas y los estudiantes de familias con bajos ingresos.

En ese sentido, otro reto es que la atención educativa debe centrarse en formas innovadoras de llevar experiencias y oportunidades de aprendizajes de calidad hasta las familias, asimismo, asignar los medios para que ellas cuenten con recursos educativos y pedagógicos, por múltiples vías, según las necesidades educativas y la disposición y acceso que tengan, ya sea por nuevos medios digitales o canales de comunicación tradicionales como la televisión y la radio.

Fuente: Vicemin. de Comunicación