CARACAS. El próximo mes de abril, Luis Carranza Ugarte, presidente ejecutivo de CAF –banco de desarrollo de América Latina–, finalizará su mandato. Será casi un año antes de lo previsto, pero dejando una institución fortalecida gracias a una estructura que corresponde a la realidad del tamaño, objetivos y responsabilidades de CAF, se informó.
Estos cuatro años de gestión cierran un ciclo que representa un punto de inflexión en sí mismo, dado que Carranza tuvo como objetivo preservar la institucionalidad de CAF, aumentar su eficiencia y responder a los retos que enfrentan nuestros países.
La incorporación de México y Costa Rica como miembros plenos de CAF, el programa de capacitación virtual, iniciado en 2017 y hoy fortalecido, o un crecimiento del 28% en la cartera consolidada, son algunos de los hitos logrados por la administración actual, con apoyo del Directorio y de todos sus colaboradores.
Sin embargo, cuando se habla de desarrollo, se habla de personas. Ahí es donde CAF pone su foco, es donde se encuentra el ADN de la institución. Esto se traduce en créditos que se han generado para lograr, por ejemplo, 3.196.870 beneficiadas por una conexión nueva o mejorada de agua potable y/o alcantarillado, 163.164 M2 de infraestructura educativa construida o rehabilitada, 99.680 estudiantes beneficiados por proyectos de educación, 5.563 kilómetros de carreteras construidas, mejoradas o rehabilitadas, entre muchos otros.
“Se llevó a cabo una reestructuración de la organización que nos ha permitido alcanzar estos logros y objetivos. Desde la creación de nuevas áreas, como la Vicepresidencia de Riesgos, a la implementación de un plan de austeridad, que permitió reducir los gastos de viajes en un 40%. Se apostó por la transformación digital de la organización y una gestión operativa más eficiente, estableciendo metas estratégicas con indicadores medibles. Todo ello, para lograr nuestro objetivo: que los recursos estén donde más se necesitan, apoyando el desarrollo de América Latina y llegando a las personas”, afirma Carranza Ugarte.
Asimismo, durante la pandemia se actuó de manera rápida y efectiva con un récord de aprobaciones de más de USD 14.000 millones, dirigidos fundamentalmente a apoyar a los países en su esfuerzo por atender esta difícil situación.
Si bien Carranza afirma que la “decisión no ha sido fácil”, cree que es el momento de dar un paso a un lado, “permitiendo que la organización continúe su labor de forma independiente, preservando su institucionalidad lejos de la politización”. (ACUERDOS)